viernes, 4 de abril de 2008

MANO DE BABILONIA Y MI PRIMERA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA

MANO DE BABILONIA: Mano de la suerte. Simboliza la actividad, la verdadera alegria y la esperanza en los momentos de duda.
MI PRIMERA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA: (+o-1991)

Eramos unos críos. No habíamos ni siquiera acabado la carrera y nos la liaron pero bien, bien, bien liada. Nacho, Peke y la Menda, nos alistamos en una excavación del Neolítico Final, en Alcoy. Una excavación que la habían denominado: El Niuet ( El Nidito).

Fuimos engañados como novatos que eramos. Trabajamos como mulas y eramos únicamente tres personas: con pico, pala y criba. El director de excavación, cargado con sus apuntes. Y su ayudante, también cargada con apuntes.

Los alumnos no cobraban, ni cobran, y a cambio, generosamente se les daba de comer y una cama en una habitación sin enlucir cuyo único compañero era un pobre murciélago temeroso de ser descubierto.

Por supuesto, la historia acabó muy mal. El lema ya sabeis que es: menos samba y más trabajar...bueno pues aquí ocurrió todo lo contrario, después de una dictadura férrea, en la que trabajabamos como esclavos, comíamos poco, hacía un frío de cojones, en la que se nos gritaba constantemente si se nos ocurría perder el equilibrio y caer en alguno de los cuadrados de la excavación; después de que los honores de los hallazgos se los llevaban otros. Después de no tener fuerzas y desmayar de fatiga, una noche hablamos: menos trabajar y más samba.

Esa noche fue una locura, nos vengamos. Nos vengamos del Niuet y de la madre que lo parió:

Nacho se meó en uno de los cuadrados y nosotras quitamos las chinchetas de colorines que tanto gustaban a los directores de excavación, y entre risas...huimos del lugar. A la mañana siguiente, las nubes inundaban nuestros cerebros. Las cabras volvieron a pasar por la excavación. Los gitanos volvieron a cagarse dentro del yacimiento...y a mi ME TOCÓ EXCAVAR, con la piqueta y la rasqueta, EL TROZO ORINADO POR MI AMIGOOOOOOOOOOOO!!!!!!.

Al día siguiente, huimos como gusanos del lugar y nunca más nos volvieron a llamar. De hecho, tuve que implorar mucho hasta que me reincorporé de nuevo en el mundo de las excavaciones y estuve bastantes años excavando necrópolis. Pero desde luego, nada como el Niuet.




Bueno, conseguí expoliar dos objetos del Niuet: los oculté en el sujetador y se me estuvieron clavando toda la mañana: un hueso de cabra y otro de cerdo ( prehistóricos ehhh).

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