

Murcia, maravillosísima ciudad. Ayuntamiento de Murcia, maravillosísimo ayuntamiento. Concejal, maravillosísimo concejal. Universo pop, director maravillosísimo del Universo pop. Todos ellos hicieron mis sueños realidad. Mil veces gracias.
Tras haber dado el coñazo durante aproximadamente 3 meses al paciente concejal del ilustrísimo Ayuntamiento de Murcia, para que me permitiera hacer la entrega de mis cuentos dedicados a Echo and the Bunnymen, llegó el ansiado y esperado día.
Me gasté en peluqueria 150 euros...ahora bien, estaba divina de la muerte. Pintada como una mona, salimos mis amigos y yo, a la 1'00 del medio ,día rumbo a Murcia. Creo que ese día llegué a perder unos 4 kilos, y ya estoy bastante pasadita; pero era tanta la emoción, la incertidumbre y los nervios, que llegué consumida al concierto.
Como de costumbre, dí la brasa a seguridad, les comí el coco a todo aquel personal que me pudiera poner ante Ian McCulloch; incluso enganché a un pobre marroquí del servicio de limpieza que me miraba suplicando a Alá para que le dejara en paz.
Pasaron las horas y no veía ni al concejal del Ayuntamiento ni a mi queridísimo Beningno, director de Universo pop. Derrotada, me senté sobre el cesped, con mis cuentos en el regazo, y una cervecita que me hiciera digerir que no iba a tener suerte esa noche...
Pero, yo soy la Sisna, soy la Fosi, y a mi nada se me resiste... Acosé a todo el público esperando a que alguien me dijera dónde estaba el concejal del Ayuntamiento de Murcia. Por fín , una buena alma piadosa me indicó el lugar exacto de su ubicación.
Así pues, engatillé al concejal diciendole:
"Usted, me lo prometió"
Al cabo de un rato, el concejal regresó con unas pulseras de prensa indicándonos:
"Pasad a la rueda de prensa, os sentais bien calladitos al final y cuando termine la rueda, intentais darle los cuentos a Echo and the Bunnymen"
Comencé a temblar cual mariposa sobre una flor movida por el viento (el viento de Poniente).
Pasamos a la zona de los artistas y un guardia de seguridad (el Pirata) nos hizo el alto:
Me tocó pagarle un cubata a dicho personaje, y debimos caerle en gracia porque nos tomó nuestros números de teléfono para cuando fuera a Valencia (explicaba que en Valencia se hacía un buen chocolate, pero creo que no se refería al de los churros).
Al cabo de un rato, apareció Benigno y nos informó a todos de que a Mr. McCulloch le dolía la cabeza y que quizá tras el concierto daría la rueda de prensa.
Benigno se dirigió a mí y me dijo:
"No sé si vas a tener suerte hoy...de todas formas, tu dices que son simpáticos pero yo los veo un poco secos..."
Snif, snif, snif...me tragué el concierto, grité, canté, baile y salté, carpeta en mano.
Después, ya no me quedaba ni pintalabios, ni rimel, ni leches en vinagre.
Volvimos tras el concierto al lugar donde estaba el Pirata, el guardia de seguridad, que había cogido una cogorza de cuidado. Nos contó que él tenía un pluriempleo, pero que en realidad trabajaba en Miami en una discográfica o algo así.
Por fín, reapareció Benigno y nos dijo a todos:
"Entrad que vienen ya"
Humildemente, permanecí apoyada en la pared,cual pajarillo en rama, esperando mi momento.
Estuvieron haciendole preguntas, la verdad bastante estúpidas, e incluso uno de mis amigos, como iba embriagado de cerveza y de celos, se atrevió también a hacer preguntas.
Yo pensé:
"¡¡Pero este tío de que va!!!
Luego Ian McCulloch dijo (flipad):
"La única mujer de la habitación no me ha hecho ninguna pregunta"
Ni qué decir tiene, que en aquella habitación habían más de una mujer. Pero yo era la ÚNICA.
Tras aquello, me escurrí avergonzada, y permanecí sentada con la mirada al suelo....TA, TANNN
A la salida, Ian McCulloch se apoyó en la pared y esperó a que la traductora le explicara lo de mis cuentos dedicados a Echo and the Bunnymen.
Los ojeó y se rió. Luego me invitó a su CAMERINOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
Fuí.
Fuimos....
Allí otro guardia de seguridad nos dió el alto y no nos dejó pasar. Bueno a él si.
Al cabo de un rato (ni qué decir tiene que yo estaba negra) pudimos pasar.
En aquel lugar, sobre el verde cesped, habían montado como unos chiringuitos y estaban tomando cerveza alrededor de una mesa. Ian McCulloch no estaba. Estaba con otros miembros del grupo haciendo algo a oscuras en el camerino.
Estuve hablando con Will Sergeant, el cual fue bastante antipático, y le regalé una copia de los libros y una pulsera de plata realizada por mis lindas manos. La pulsera no le cabía. Le venía pequeña. ¿Quién iba a pensar que tuviera aquellas muñecazas?.
Pasó un instante, pasaron los segundos, pasaron los minutos, pasaron y pasaron y pasaron... Y vino a mí...se sentó junto a mí, estuve muy, muy, muy, pegadita.
Me confirmó que le habían gustado mucho los cuentos. Después se dejó querer un poquito. Le coloqué la pulsera, que con mis blancas manos había hecho en plata, expresamente para él, y que por cierto, le estaba perfecta de tamaño, y luego aproveché cual rata para tomarle la mano. Su manita, su linda manita. Manita con manita. ADN con ADN...y le dije:
"Ahora, ya puedo morir en paz"
Ian McCulloch se rió, se sorprendió y me dió el gustazo de plantarme DOS BESAZOS en las mejillas. Después desapareció como un angel.
Tras haber dado el coñazo durante aproximadamente 3 meses al paciente concejal del ilustrísimo Ayuntamiento de Murcia, para que me permitiera hacer la entrega de mis cuentos dedicados a Echo and the Bunnymen, llegó el ansiado y esperado día.
Me gasté en peluqueria 150 euros...ahora bien, estaba divina de la muerte. Pintada como una mona, salimos mis amigos y yo, a la 1'00 del medio ,día rumbo a Murcia. Creo que ese día llegué a perder unos 4 kilos, y ya estoy bastante pasadita; pero era tanta la emoción, la incertidumbre y los nervios, que llegué consumida al concierto.
Como de costumbre, dí la brasa a seguridad, les comí el coco a todo aquel personal que me pudiera poner ante Ian McCulloch; incluso enganché a un pobre marroquí del servicio de limpieza que me miraba suplicando a Alá para que le dejara en paz.
Pasaron las horas y no veía ni al concejal del Ayuntamiento ni a mi queridísimo Beningno, director de Universo pop. Derrotada, me senté sobre el cesped, con mis cuentos en el regazo, y una cervecita que me hiciera digerir que no iba a tener suerte esa noche...
Pero, yo soy la Sisna, soy la Fosi, y a mi nada se me resiste... Acosé a todo el público esperando a que alguien me dijera dónde estaba el concejal del Ayuntamiento de Murcia. Por fín , una buena alma piadosa me indicó el lugar exacto de su ubicación.
Así pues, engatillé al concejal diciendole:
"Usted, me lo prometió"
Al cabo de un rato, el concejal regresó con unas pulseras de prensa indicándonos:
"Pasad a la rueda de prensa, os sentais bien calladitos al final y cuando termine la rueda, intentais darle los cuentos a Echo and the Bunnymen"
Comencé a temblar cual mariposa sobre una flor movida por el viento (el viento de Poniente).
Pasamos a la zona de los artistas y un guardia de seguridad (el Pirata) nos hizo el alto:
Me tocó pagarle un cubata a dicho personaje, y debimos caerle en gracia porque nos tomó nuestros números de teléfono para cuando fuera a Valencia (explicaba que en Valencia se hacía un buen chocolate, pero creo que no se refería al de los churros).
Al cabo de un rato, apareció Benigno y nos informó a todos de que a Mr. McCulloch le dolía la cabeza y que quizá tras el concierto daría la rueda de prensa.
Benigno se dirigió a mí y me dijo:
"No sé si vas a tener suerte hoy...de todas formas, tu dices que son simpáticos pero yo los veo un poco secos..."
Snif, snif, snif...me tragué el concierto, grité, canté, baile y salté, carpeta en mano.
Después, ya no me quedaba ni pintalabios, ni rimel, ni leches en vinagre.
Volvimos tras el concierto al lugar donde estaba el Pirata, el guardia de seguridad, que había cogido una cogorza de cuidado. Nos contó que él tenía un pluriempleo, pero que en realidad trabajaba en Miami en una discográfica o algo así.
Por fín, reapareció Benigno y nos dijo a todos:
"Entrad que vienen ya"
Humildemente, permanecí apoyada en la pared,cual pajarillo en rama, esperando mi momento.
Estuvieron haciendole preguntas, la verdad bastante estúpidas, e incluso uno de mis amigos, como iba embriagado de cerveza y de celos, se atrevió también a hacer preguntas.
Yo pensé:
"¡¡Pero este tío de que va!!!
Luego Ian McCulloch dijo (flipad):
"La única mujer de la habitación no me ha hecho ninguna pregunta"
Ni qué decir tiene, que en aquella habitación habían más de una mujer. Pero yo era la ÚNICA.
Tras aquello, me escurrí avergonzada, y permanecí sentada con la mirada al suelo....TA, TANNN
A la salida, Ian McCulloch se apoyó en la pared y esperó a que la traductora le explicara lo de mis cuentos dedicados a Echo and the Bunnymen.
Los ojeó y se rió. Luego me invitó a su CAMERINOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
Fuí.
Fuimos....
Allí otro guardia de seguridad nos dió el alto y no nos dejó pasar. Bueno a él si.
Al cabo de un rato (ni qué decir tiene que yo estaba negra) pudimos pasar.
En aquel lugar, sobre el verde cesped, habían montado como unos chiringuitos y estaban tomando cerveza alrededor de una mesa. Ian McCulloch no estaba. Estaba con otros miembros del grupo haciendo algo a oscuras en el camerino.
Estuve hablando con Will Sergeant, el cual fue bastante antipático, y le regalé una copia de los libros y una pulsera de plata realizada por mis lindas manos. La pulsera no le cabía. Le venía pequeña. ¿Quién iba a pensar que tuviera aquellas muñecazas?.
Pasó un instante, pasaron los segundos, pasaron los minutos, pasaron y pasaron y pasaron... Y vino a mí...se sentó junto a mí, estuve muy, muy, muy, pegadita.
Me confirmó que le habían gustado mucho los cuentos. Después se dejó querer un poquito. Le coloqué la pulsera, que con mis blancas manos había hecho en plata, expresamente para él, y que por cierto, le estaba perfecta de tamaño, y luego aproveché cual rata para tomarle la mano. Su manita, su linda manita. Manita con manita. ADN con ADN...y le dije:
"Ahora, ya puedo morir en paz"
Ian McCulloch se rió, se sorprendió y me dió el gustazo de plantarme DOS BESAZOS en las mejillas. Después desapareció como un angel.
º
3 comentarios:
JODER ,KE PASADA DE ENCUENTRO,PERO CIELO ESTOY SUPER CONVENCIDA DE KE NO ES TU XICO,TU SUPER XICO ES MAS ESPECIAL,CREO KE UN POCO MAS MAYOR,CON ALGO DE CANITAS Y MUXO MAS IMPORTANTE Y ME ARRIESGO A DECIRTE KE ESE SI SERA EL DEFINITIVO,AMIGO,AMANTE,PADRE Y MARIDO Y COMO NO?? EL KE TE DARA TODO,TODO,TODO,JEJEJEJE KE NECESITES PARA SER UNA VERDADERA "LADY" .(DIRAS ESTA LOKA KE DICE ?,KIEN ES?SOY UNA BRUJITA PRIMERIZA,PERO CON GANAS DE KE TE CAMBIE LA VIDA A MEJOR,KE LO MERECES CIELO ,POR QUE ERES ÚNICA,ESPECIAL,FANTASTICA,GUAPISIMA,GRACIOSA,HERMOSA DENTRO Y FUERA Y MUY BUENA AMIGA,SE KE LLEGARAS ALTO MUY ALTO POR ESO LA ESCOBA YA NO TE VALE.SIGUE SIENDO TU MISMA Y NO TE ACOBARDES CIELO,KE LA CUESTA ES DURA DE SUBIR ,PERO YA KEDA POCO...ANIMO CARIÑO!!!!
La verdad es que no soy aficionado a los blogs, me gustan más las páginas web, sin embargo he de reconocer que este blog tiene algo especial.
En primer lugar cuentas experienicas y las transmites con sencillez, lo cual le hace que lleguen bien al lector.
He leido la diserción que ha hecho de los Led y caray, es uno de mis grupos preferidos.
Además,también he vivido alguna experiencia similar a la que cuentas del concierto al que fuiste y por un momento he revivido la emoción de los conciertos de mi grupo de música favorito.
Por último, pintas de cojones, podrías exponer en alguna galería, seguro y hasta vender alguno en tu tienda, o tal vez online...
Enhorabuena y sigue así.
salU2
çdi con este blog de casualidad, viendo videitos de Mac, Echo y leyendo cosas sobre ellos. Escribis muy divertido. Eso de que Ian se dejò querer un poquito... Uau Y eso que tiene fama de cabrón. ¡Al pedestal, por tu tenacidad !!
Cristina
Buenos Aires
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